Ven acá, te gritan mis poros acuosos
No soportan lo grande de la distancia
Claman por tu llegada, mi princesa,
Y la de tu piel de dulce hembra,
Suave, pintada de luna de marzo
Hermoso paraje que excita
Donde mis dedos son alegres moradores
Que recorren sus caminos de surcos y valles
Ven acá, cuánto tardas
No dejes que mi cuerpo se llene de locura
Déjame drenar en ti lo que mis manos quieren al menos
Desean recorrer esas rutas sagradas
Y nadar en tus cumbres de carne suave y perfumada,
El surco delicioso de tu espalda
La recorro cuan larga es
Desde tus cabellos de trigo tostado
Hasta el paraíso que guardas debajo de él
Qué hermosa esa tela tibia y aromática
Que envuelve esa masa, plácida, perfecta,
Preciosa, sensual, tersa y valiosa
A la que tú llamas cuerpo.
Su aroma seduce mis ganas de varón,
Me arrancan la conciencia, me hacen un animal,
Y añoro predar tu piel por entera
Lamerla, como si beber de ella pudiera
Y que calme (o agite) este báculo cárnico,
Esta asta levantada en vigilia
Que tengo aguardando para ti
Vengan acá tus entrañas deliciosas
Una cueva soñada de carmín postigo
Su entrada seduce a mi firme visitante
Quiere sentir los muros por dentro y por fuera,
Sus húmedas puertas, sus calientes muros,
Que alimentan a este amante
Loco, impaciente,
que siente eterna hambre de tiYeiko
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