martes, 31 de julio de 2012

Yuesei imaginario / O razones por la que soy gringo


No te dejes engañar por mi colorcito canela, mis ojos negros, mi cabello castaño oscuro y el aire inca-yanomami residual que tiene mi rostro. Yo soy gringo y para demostrártelo, hice una lista de cosas por las que sí lo soy. Anímate a conocerlas, quién sabe de repente si debo darte la bienvenida como un hermano a mi Yuesei imaginario
Me gustan las películas de matazón y acción, el drama me aburre, y esa lloradera me fastidia, de verdad; y de las salas existentes en el país, frecuento aquéllas cuyo imperio yace desde mucho tiempo en otros países donde habitan más gringos como yo.
Tal vez no sea catire ojos azules como en las películas que yo veo en estas cadenas de salas de cine, pero al sentarme y ver los actores y las actrices, amarillitos como ellos mismos, algo dentro de mí me dice qué estúpido eres, tú no eres así, y la verdad no me veo reconfortado para nada, cuando bajo la mirada y noto en mi regazo dos de las cosas que indudablemente me transforman en gringo: cotufas y refresco.
Bien me puedo estar tripeando un majarete o un dulce de coco en el cine, pero no. Prefiero que el aire acondicionado, las paredes rojas o azules, los afiches de Jessica Alba, Johnny Depp y Matrix piensen por mí.
La boca se me hace agua sólo con imaginarme una hamburguesa bien resuelta con lo que quiero. La comederas de arepa fastidia.
Nada de raspado de tamarindo con leche condesada, prefiero un McFlurry. Y nada de Chicha con canela; opto por una Coca Cola Diet.
Prefiero los jeans y las franelas unicolores.
Me gusta el rock y la música alternativa.
Me sentí gringo cuando visité Elorza, y como nueve de cada diez gringos viviendo en Venezuela, no sé que este pueblo queda en el estado Apure.
Sueño con una mujer de tez clara, y me atraen las catiras.
Sé que la ciudad Los Angeles (sin acento, por favor) es la capital del estado de California, pero olvidé que fue una región de México.
Por cierto, no uso tilde cuando escribo en español palabras como admiracion, arbol y Lopez. Y ya no escribo que, sino q’.
Quiero una casa de dos pisos, con piscina, cable y carro.
No me gustan los canales de televisión nacionales, porque lo que quiero ver es Scrubs, The Simpson, Futurama y demás series gringas, porque al final de todo, soy un gringo más.
Quiero un MP3, un MP4, y sí hubiera una MP5 y aunque tampoco supiera cómo funciona ni qué significa, también lo quisiera.
Digo ok cuando estoy de acuerdo.
Prefiero comer Pretzels en un centro comercial que unas palmeritas en un parque.
Tengo una computadora en la que no me importa sí los programas vienen en inglés, porque al rato me acostumbro con aquél palabrero raro.
La mayoría de las canciones que tengo almacenadas en MP3 en mi computadora son gringas, por lo que soy otro gringo, sin visa, pero gringo al fin.
Le huyo a los indígenas. Los veo como gente extraña. Bueno, no son gente para mí que soy gringo.
No grito Golpe, Afuera o dentro del campo sino Strike, Out e Infield, cuando veo, como todo buen gringo, un partido de béisbol…perdón, Baseball
Un cuatro, unas maracas y un arpa me parecen unas cosas de otro mundo.
Tomo Gatorade cuando me enratono.
Me gustan las parrillas, pero jamás he ido a comer en carne en vara.
Sé pronunciar correctamente sin saberlo más de veinte palabras gringas como Television, Living, DVD, CD, Laptop, Sketch, Foul, Magazine, Zoom, Nike, Sunday, Word, Windows y Web. 
Un regalo ideal en mi niñez no era un trompo o un papagayo, sino un Nintendo americano o un carrito a control remoto.
Tengo la estúpida idea de que América o Norteamérica es todo los Estados Unidos. México y Canadá son invisibles en el mapa.
Bebo cervezas con mis panas.
Deseo tener un carro.
Tengo una frustración por tanto soñar tocar batería.
Las películas nacionales me parecen todas iguales, a pesar de que todas las películas de Disney también lo son, y a mi no me lo parezca.
Tengo amigas que veneran a Winny Pooh, Piolín y a las Chicas Superpoderosas, por lo tanto son gringas, y tienen amigos gringos como yo.
Pero ellas al igual que yo, no elegimos ser gringos, sino que la estupidez que nos rodea nos hizo serlo, nos quitó aquél acervo cultural propio con el que debimos ser criados, debimos habernos criado cantando joropo, haciendo alpargatas, pescando rayado y tejiendo atarrayas, luciendo a Bolívar, Miranda y al Negro Primero como nuestros ídolos en lugar de Jordan, Metallica o el célebre INY en nuestras franelas playeras. 

sábado, 7 de julio de 2012

Felicidad


Al contrario de lo que se esperaría, guindó, sin ninguna lágrima, la soga en el travesaño del techo; y hasta colocó un alegre nudo debajo de su barbilla, con el que se reía a consecuencia de las cosquillas por el roce entre las hebras sintéticas y su incipiente barba.
Estaba tan feliz que no quería vivir otro día que pudiera bajar su intensa dosis de júbilo. No deseaba tomar ese riesgo, ese día era especial. Estaba muy seguro y sonriente, al punto que alcanzó a gritar ahogadamente, y a modo de juego, "gol" al patear el banquito debajo de él.

jueves, 5 de julio de 2012

La polilla












Curioso, acabo de ver una polilla atrapada por el vidrio de una de las ventana de este autobús, y sentí pena por ella. Me condolí de su encierro, de sus torpes intentos de escapar de su cotidianidad, de su mala estrella por hallarse cautiva (sin saberlo) en un medio que la conducía caprichosamente por donde le daba la gana. Después me di cuenta que la polilla, mientras ésta escapaba, se debía condoler de mí, en mi mundo los vidrios suelen ser irrompibles y verdaderamente insorteables.