En tu cuerpo veo luz cautiva
una flama incandescente
enorme y viva
que me ahoga dulcemente
y me desviste de temores
En tus ojos veo el cielo
debe ser ámbar, debe ser grama,
debe ser manzana tostada, debe ser oscura sabia,
pero es un firmamento que asfixia mis palabras
y saca el alma de mi carne
enceguece mi vista drogada
que la hace inútil
para ver otra cosa distinta a ellos
En tu piel veo los caminos
que mis dedos recorren
en sus sendas de poros y sombras
mis manos se cobijan en la noche valiente
y en el día temeroso
en tu piel habitan mis besos por igual
invaden sus comarcas temblorosas con mis labios asaltantes
y toman como suyas las blandas tierras que defiendes temblando
En tus labios consigo el ánfora que calma la eterna sed
y la que la revive
sólo con ellos consigo la calma
y ellos me trastocan la cordura
matan mi tranquilidad
y seducen el tiempo
amasa las agujas de los relojes
y emboba mi dureza, y mutila con cariño mis frases
con el hacha impertinente
intenso, tierno,
cálido y furioso,
orate y salvaje a la vez
de un beso tuyo
Yeiko
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